Capítulo 30: Los difuntos

Dejo constancia a mi pequeña libreta de las diferentes costumbres de estas fechas pero siempre me queda una sensación de que me pierdo cosas o que no me lo acaban de explicar todo. Observo que, efectivamente, hay monedas por las escaleras y también ponen más en los cajones o dentro del armario.

 

Pero descubro algo nuevo. Al pasar por el rellano huelo algo extraño. Como de podrido. Descubro que procede de una especie de altar en miniatura, como ésos que tienen muchos latinoamericanos, con un Cristo de madera, un rosario, flores y una estampita de Jesús y Maria.
En la mesita de este pequeño altar hay también restos de comida. Un plato pequeño de pansit, lumpias, un pica-pica y postre. Otros días encontraré un huevo duro con la parte de arriba de la cáscara abierta (a punto de comer), arroz o cualquier cosa que se haya cocinado aquel día.

 

Lo dejan allí para los familiares difuntos. Normalmente lo quitan al día siguiente o, si no se acuerdan, al cabo de dos días. El tiempo justo antes de que esto se llene de hormigas y moscas o el hedor ya empiece a ser más intenso. Es una buena manera de recordar a los que ya nos han dejado. Cada vez que voy a nuestra habitación pienso en ellos, no falla. Buen provecho.

 

 

© Texto y fotos de Carles Cascón. Todos los derechos reservados

 

(Capítulo 30 de un total de 44 capítulos del libro, que publicaré hasta principios de enero de 2012)

Acerca de Carles Cascón

Periodista i fotògraf de Sabadell (Barcelona)
Esta entrada fue publicada en Aguitap, Filipinas, Ilocos Norte y etiquetada , , , , . Guarda el enlace permanente.

Deja un comentario